martes, 12 de febrero de 2013

EL ENVASE PERDIDO


El envase perdido

Soy un envase vacío, usado y sin tapa, la persona que me compró nunca me apreció, sólo le interesaba mi contenido. Ah! se me olvidaba, mi cuerpo es de vidrio pero mi interior estaba relleno de “alubias cocidas de Navarra calidad superior”, por eso he salido un poco pedorro.
La historia de mi periplo de un lado para otro comienza cuando el humano que me adquirió decidió comerse mi contenido, era un sábado por la tarde y hacia mucho calor, pero el humano, lo llamaré así porque no tengo orejas y nunca pude oír su nombre, tenia un hambre voraz y en menos que canta un gallo se zampó todas las “alubias de Navarra calidad superior”.


Las alubias le sentaron como un tiro en el estómago, sería por el calor, pero el caso es que me tiró a la basura de un manotazo, sin poner la tapa y sin respetar el sacrosanto principio de la nueva religión humana llamada “reciclaje”; ¡No me lavó y no me depositó en el contenedor verde del vidrio! Salió corriendo a depositar su gordo trasero en la taza del inodoro a meditar sobre su pecado, creo.

El caso es que al tirar la bolsa de basura al contenedor “normal”, cometió una grave falta de respeto hacia mi “persona”, pues al no poder reunirme con los de mi “especie” me condenó a vagar sin rumbo fijo.

Primero me llevaron a una fea planta de “selección”, dónde abrieron el contenido de la bolsa de basura sobre una cinta transportadora que en una frenética carrera corría sin parar hacía las manos enguantadas de otros humanos que nos tiraban sin miramientos por encima de sus cabezas hacia destinos inciertos. Yo caí con gran tirabuzón encima de “compañeros de mi especie” aunque bastante más aseados que yo, no me rompí de milagro.

Un humano me recogió y me tiró con algo más de delicadeza en otro contenedor donde los “compis” no estaban tan aseados como los primeros, allí pasé unos cuantos días sufriendo las visitas de unos seres voladores peludos que me chupaban sin cesar, me hacían cosquillas y al principio me gustaba, pero lo bueno, aunque bueno, cuando se repite en demasía cansa.
Cierto día un movimiento infernal me sobresaltó, el contenedor donde estaba depositado empezó a desplazarse, nos subieron en una especie de carro con cuernos metálicos y nos transportaron a las “duchas”, aquí hubo una verdadera masacre indiscriminada de “compis”, los pocos que sobrevivimos de una pieza, fuimos tratados con delicadeza y con cierta suavidad se nos depositó en cajas limpias.

A los envases de la misma especie nos pusieron a todos juntos y nos enviaron otra vez hacia el norte. Hacíamos apuestas sobre el nuevo “relleno” que contendríamos yo me conformaba con no contener ninguna legumbre ya que los “gases nocivos” eran difícilmente tolerables y la experiencia con las “alubias de Navarra calidad superior” era muy reciente.


Al final he tenido suerte, me han rellenado con “espárragos de Tudela”, muy limpios y blanquitos pero no tienen mucho acento navarro, en fin a esperar en la estantería a ver quien nos compra y sobre todas las cosas deseo que cuando consuma mi contenido me tire limpio y con la tapa al contenedor verde…Porfa!!!

                                                                    JuanMa Gómez Bolívar