lunes, 25 de noviembre de 2013

Cuento corto

LA CUERDA



El sudor le caía como las gotas de cera líquida que desprende una vela encendida, desde su frente surcaban su rostro y se precipitaban al vacío o seguían bajando sobre su cuerpo hasta estrellarse en la tela de su ropa deportiva, la presión sanguínea estaba al límite de resistencia de sus jóvenes arterias.


Wando no sabía que hacía allí, bueno si lo sabía, aunque el esfuerzo sobrehumano que estaba realizando superaba con creces sus perspectivas, pero el seguía, seguía implacable hacia su meta, tenía un buen motivo, hacia mucho tiempo que estaba sin trabajo y ese esfuerzo “hercúleo” quizás le abriera la fiambrera para llenarla con algo caliente.
Era joven, pero no tanto, rozaba la treintena y aunque se preparó durante meses para las pruebas de acceso, no tenía una carga genética que favoreciera el ejercicio físico. Su anterior trabajo tampoco nada tenía que ver con el “corpore sano” ni con la “mens sana”, era reponedor, había estudiado económicas pero la crisis arrasó con todos y con todo y lo único que pudo encontrar fue eso, pero hasta este empleo se esfumó como el humo.


El esfuerzo era cada vez mayor y creía que no lo conseguiría, era la última prueba y los segundos parecían horas y los gramos que pesaban las prendas que portaba eran como losas de granito colgadas sobre su espalda, sólo pensaba en su meta, sólo miraba hacia arriba y sólo veía esa meta cada vez más lejana que como un espejismo, desaparecía en la nada cada vez que avanzaba hacía el.


Ya sólo escuchaba su propia sangre bombeando en sus sienes pero el sudor desapareció de repente y su mano toco algo frio, abrió los ojos y por fin llego a la meta, se acabó el sufrimiento, tocó el gancho que sostenía la larga cuerda de más de 6 metros que lo separaba de un futuro un poco menos negro, lo consiguió, era bombero…




                                                               JuanMa Gómez Bolívar

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